El poder del abrazo

Un abrazo de duración considerable (al menos 20 segundos) dispara la producción de oxitocina, serotonina y endorfinas. Dichas hormonas están íntimamente ligadas con la sensación de bienestar.

En situaciones de estrés, tristeza o abatimiento un abrazo de aquélla persona a la que queremos y que nos transmite confianza y confort, puede llegar a minimizar los altos niveles de cortisol (hormona principal relacionada con el estrés).

Hay personas que buscan los abrazos, que saben del poder terapéutico de éstos, y no prescinden de ellos en su día a día. Sin embargo hay personas a las que les cuesta abrazar, ya que la cercanía les supone intimidad, y con ello se les despiertan fantasmas de vínculos no resueltos, dónde no fueron queridos o reconocidos.

En la terapia hay psicólogos muy reticentes a abrazar a sus pacientes, y otros que abogan por este recurso al finalizar la sesión, como herramienta de cercanía, comprensión, unión y cierre de los temas tratados en la terapia. El abrazo en terapia puede implicar que el paciente reciba un mensaje de «estoy aquí para ti, te sostengo y te comprendo«.

Hay que abrazar más a nuestros seres queridos, y llenarnos de la felicidad que supone no sentirnos solos.

Empieza tu proceso, ¡No lo detengas!

×